viernes, 27 de marzo de 2009

Extirpación Nro 2

Alguien alguna vez me convirtió en noúmeno. Eso, claro, no lo supe sino mucho después, tanto o más, ahora, que intento esclarecerlo. Lo supe, porque yo ahora he de tener mi noúmeno, por efecto de réplica que, como una mónada sin ventana, un sujeto-persona virtual, delante de los ojos, sólo soy uno más, y así le ocurre a este alguien mismo, que ya no es nada, sino la representación de un fenómeno. Hasta eso se puede llegar: alguien convierte a alguien convirtiéndose a sí mismo para otro, en alguien convertido en otra cosa, cosa ninguna; la insípida profundidad de la inercia de la objetivación del conocimiento. Disección del alma, un cadáver. Todos muertos.