lunes, 21 de febrero de 2011

El fenómeno de ser y el ser del fenómeno

En un objeto singular pueden siempre distinguirse cualidades, como el color, el olor, etc. Y, a partir de ellas, siempre puede encararse una esencia implicada por ellas, como el signo implica la significación. El conjunto «objeto-esencia» constituye un todo organizado: la esencia no está en el objeto, sino que es el sentido del objeto, la razón de la serie de apariciones que lo develan. Pero el ser no es ni una cualidad del objeto captable entre otras, ni un sentido del objeto. El objeto no remite al ser como a una significación: sería imposible, por ejemplo, definir el ser como una presencia; puesto que la ausencia devela también al ser, ya que no estar ahí es todavía ser. El objeto no posee al ser, y su existencia no es una participación en el ser, ni ningún otro género de relación. Decir es es la única manera de definir su manera de ser; pues el objeto no enmascara al ser, pero tampoco lo devela. No lo enmascara, pues sería vano tratar de apartar ciertas cualidades del existente para encontrar al ser detrás de ellas: el ser es el ser de todas por igual. No lo devela, pues sería vano dirigirse al objeto para aprehender su ser. El existente es fenómeno, es decir que se desgina a sí mismo como conjunto organizado de cualidades. Designa a sí mismo, y no a su ser. El ser es simplemente la condición de toda develación: es ser-para-develar, y no ser develado.

El ser y la nada, En busca del ser.
J.P. Sartre.

sábado, 19 de febrero de 2011

Sobrecogedora inquietud

Mientras
tu ansiedad
lo cambia todo
cuanto encuentre por delante,
mi paciencia
abunda en torpezas
pretendiéndome impasible
frente a tu inquietud.

Ya ves;
ahora me demoro
en la letra sin fin,
sin saber la espera a qué.

Surge así,
sin buscar, ni querer,
el temor y la esperanza;
la una como el otro,
porque por fin,
la seguridad oscila
en una ventura
que aún no augura su fin.

Es el peligro de la ilusión,
el mismo encanto de vivir.
Lo que no queremos,
que una vez tenido,
es defendido.

Lo que tus palabras,
ajenas,
me dicen a mí,
sin ser el elegido,
receptor.

Aquí me asiento
en la escucha,
vaya a saber
porqué.

jueves, 17 de febrero de 2011

Cielo de ti

Una luna de tu noche tiene tiempo,
una figura de tus manos tiene mucho más.
Yo no tengo un solo signo tuyo en mí,
ya no sé si quizás hay que jugar.

Los gemidos de tu siesta tienen tiempo,
y los fantasmas que amas tienen algo al fin.
Yo no tengo un solo rastro tuyo en mí,
oh, mi amor, sólo cabe luchar.

Sin despertar es como te atarás,
si no comprendes tus ojos brillarán,
solo brillarán...

Los desiertos y tus pasos
tienen tiempo,
Las mareas y las estelas
tienen cielo de ti,
ojalá tuviese yo tu amor así,
sin saber como entrar o como salir.

L. A. Spinetta

lunes, 7 de febrero de 2011

Sí | No

Cargas un árbol familiar,
¿cargo uno?
Sufrís la morfología,
¿padezco alguna?
Te agotas por deber,
¿me canso en mi tarea?
Sufrís tu amor,
¿tengo uno?

Pura confusión.
Abundante suposición.
Vos construís;
Yo desobro.

Sí,
nos arrima la
incomensurabilidad:

ya dije
"Sí",
vos siempre
"No".

Hundo mi barco.