jueves, 21 de julio de 2011

El gusto del secreto

Se trata de buscar algo que todavía no es bien recibido, pero que espera serlo. Y hay una especie de olfato para lo que, si bien va contra la corriente, ya está conectado con una posible recepción. Por ende -y me permito una referencia personal-, probablemente cada vez que intenté hacer gestos extraños o inactuales fue porque tenía la impresión de que eran requeridos, más o menos silenciosamente, desde otros sectores, por otras fuerzas, las cuales, aunque todavía minoritarias, ya se delineaban como presentes. Es una suerte de cálculo de lo incalculable, y la intempestividad es un tipo de tempestividad en vías de formación.



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¨No soy de la familia¨ quiere decir, en términos generales: ¨no me defino a partir de mi pertenencia a la familia¨, a la sociedad civil, al Estado; no me defino por medio de las formas elementales del parentesco. Pero también significa, de modo más figurado, que no formo parte de grupo alguno, que no me reconozco ni en una comunidad lingüística, ni en una comunidad nacional, ni en un partido, ni en un grupo o en una parroquia, sea esta una escuela filosófica o una escuela literaria. ¨No soy de la familia¨ quiere decir: no me tomen por uno de ustedes, quiero conservar en todo momento mi libertad; es la condición no sólo para ser singular y otro, sino para entrar en relación con la singularidad y la alteridad de los otros. Cuando uno es de la familia, no sólo se pierde en lo gregario, sino que también se pierden los demás; los otros se vuelven meros puestos, funciones familiares, o funciones en la totalidad orgánica que constituye un grupo, una escuela, una nación, o una comunidad de quienes hablan una misma lengua.


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La segunda dimensión, que en cierto modo está inscripta en la primera y simultáneamente la rebasa, consiste en que mi no querer ser de la familia está presupuesto en mi querer ser de la familia. El deseo de pertenecer a una comunidad cualquiera, el deseo mismo de la pertenencia, presupone que no se pertenece a ella (...) La motivación de pertenencia -nacional, lingüística, política, filosófica- presupone la no pertenencia. Ello puede tener consecuencias políticas: no hay identidad; hay una identificación, una motivación relativa a la pertenencia, que no obstante presupone a su vez que la pertenencia no existe, que quien desea ser esto o aquello, francés, europeo, etc., no lo es. Hace falta que sepan que no lo son. Nunca se pertenece a la familia y siempre se pertenece a ella; por eso es un lugar tan dramático, porque la familia (la nación, la humanidad) no tiene una identidad consigo. Nunca es un estado.




El gusto del secreto,


Jaques Derrida y Maurizio Ferraris