sábado, 30 de mayo de 2009

Extirpación Nro 10

La individualidad ha muerto,
la autenticidad ha renunciado a su significado.

Susana Campos

Lo que podría parecer una tendencia obsesivo-ezquizofrénica de hundimiento, se confirma como la caída del sol en su crepúsculo. Algunos búhos mueren en la noche, nunca llegaron a ver la nueva luz de un día naciente, y así su noche se vuelve inmortal.
Yo, de mí, estoy cada vez más lejos. Mi ser fantasmal mira estas (mis) manos, siente este (mi) cabello al acariciarlo con una de ellas, y todo este (mi) cuerpo, tan vivo y rozagante, son una queja que no tiene aparente coherencia. El cuerpo se sorprende consigo, se ve tan sano, tan jovial. Pero olvida que la enfermedad del espíritu lo tiene carcomido desde el fondo de sus raíces: desde la punta de sus pies le fue tomando la fuerza del tumor, un cancer que contamina todo con su mancha fría ante la sangre.

El cuerpo, pobre de él, se apena de anhelar vivir, y tener de compañero a un espíritu así de avejentado, tan maldito y avinagrado.
Anhela un amor, porque anhela amar; anhela amar, porque ante la posibilidad de amar, amando, aún vive.

Pero está muriendo porque ya ha muerto;
apenas le queda terminar de enterarse de la novedad.