Tramar la venida de un secreto, sin saber ni cómo, ni quién, ni qué, guarda un silencio terrible. Un espanto inabordable, un juego más allá de todo abordar. Y sin embargo un juego. En un juego se va (de) lo terrible, y se viene (a) la palabra, a esta escritura aquí, junto a ustedes, en nuestro silencio, el más dotado de todas las ausencias.
Mi ficción, por su parte, ensaya un abrigo de olvido entre estas letras. Un olvido terrible, que opera desde las sombras, y que hacia las sombras pareciera quedarse (aunque claro, eso ocurre porque todo olvido, por lo "sano" que resulta, no deja de ser un abismo):
"De é-sta letra, de aquí en más, todas, y en todas, cada una de ellas, son de una ausencia mía, acerca de alguien, que pierdo en esta escritura."
Hecho estas palabras "al viento". Para nada. Para nadie. Y todo hecho, queda escrito.