sábado, 31 de diciembre de 2011

Melodías Sanadoras




Hoy, 2006
-Pez-

sábado, 24 de diciembre de 2011





Entrá

martes, 20 de diciembre de 2011

Fin del camino

Hemos llegado al fin del camino; de un camino que ha conducido a la soledad angustiosa del hombre moderno, acurrucado en esos huecos de cemento, llamados pisos o departamentos a grandes alturas, que son la más evidente manifestación de lo que la razón y el hombre se han alejado de la naturaleza, despreciada allá abajo y hacia la que enviamos las infinitas toneladas de mierda y deshechos que la humanidad, racional y espiritual, produce cada día en mayor cantidad. Porque la razón, inteligible y espiritual, ha venido encarnándose en hierro, acero, petróleo, cemento, energía termonuclear, para producir los millones de basura, polución y muerte que inundan al mundo.
Sin embargo, la alienación y la angustia de la mujer es inmensamente más antigua y posee causas más profundas. La angustia de la mujer se remonta a los orígenes mismos de nuestra cultura y su causa es la orfandad social de que se la ha dotado. La mujer ha significado siempre privacidad, reclusión, gineceo. A la mujer se la privó de su dimensión social, se le negó el ámbito de la polis y se le obligó a permanecer recluida en el hogar y supeditada al varón. El hombre, el varón poseía esa dimensión política, cuya carencia ha aquejado siempre a la mujer. La materia y la mujer reciben el ser de la forma y del varón, afirmaba Aristóteles: la materia recibe el ser sustancial de la forma, la mujer el ser social del varón. Por eso la mujer, para introducirse en el contorno social, ha necesitado del varón. La mujer solitaria era absoluta privacidad y total reclusión, sin posibilidad de romper esa visceral orfandad. De ahí nace esa ancestral angustia por encontrar y unirse a un varón; sin él pertenecerá al ámbito de lo rechazado, de lo oculto, de lo individual, incluso de lo vergonzante. A esa mujer solitaria, sin señor que la haya dominado y por tanto sin mesura racional, habrá que visitarla en la oscuridad de la noche, y no se podrá airearla en los círculos sociales de la polis. Tendrá que deshacer su vida, acompañada de la soledad angustiosa y frustrante que la conduce a la caza permanente del varón; caza, que por otra parte no hace más que ahuyentarlo. Cruel, infinitamente cruel, ha sido el mundo occidental con la mujer que no ha podido o se ha negado a subordinarse a un único varón. Sin dimensión política o social, se deshará su vida entre la angustia agonizante de la soledad.
La religión cristiana dará una salida sublimada a esa lacerante frustración de la mujer. La dotará de la permanente posibilidad de casarse espiritualmente con la divinidad, de contraer matrimonio con el Dios inteligible, para introducirse de esa manera en la polis divina y alcanzar de alguna manera, y no a plenitud, esa dimensión social de que carecía. De esta forma surgen las comunidades de monjas y florece ese espécimen de señoritas viejas, que todas las mañanas responden al llamado de las campanas parroquiales.

El individuo y la feminidad
Antonio Perez Estevez

lunes, 19 de diciembre de 2011

M´bala



Ramiro Musotto,
Civilizacao & Barbarye

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Sobre el amor



Slavoj Zizek
Zizek.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Futuros amantes




Chico Buarque ao vivo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

En los ríos






En los ríos al norte del futuro
arrojo la red que tú,
vacilando, lastras
con sombras escritas por
piedras.





Cambio de aliento (1967),
Paul Celan.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Elevación

Por encima de los estanques, por encima de los valles,
de las montañas, de los bosques, de las nubes, de los mares,
más allá del sol, más allá de los éteres,
más allá de los confines de las esferas estrelladas.

Espíritu mío, te mueves con agilidad,
y, como un buen nadador que se solaza en la ola,
surcas alegremente la inmensidad profunda
con una indecible y vigorosa voluptuosidad.

Vuela bien lejos de estas miasmas morbosas;
y ve a purificarte en el aire superior,
y bebe, como un puro y divino licor,
el fuego claro que llena los espacios limpios.

Detrás de los enojos y los enormes disgustos,
que cargan con su peso la existencia brumosa,
dichoso aquel que puede con un ala vigorosa
lanzarse hacia los campos luminosos y serenos;

aquél cuyos pensamientos, como las alondras,
por la mañana emprende hacia el cielo su vuelo libre,
que se cierne sobre la vida y comprende sin esfuerzo
el lenguaje de las flores y el de las cosas mudas.

Charles Baudelaire,
Spleen e ideal

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Lo que se ve no es lo real



Cabeza, Pez.

Barcos



Folklore, Pez.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Autonomia

Freud termina la conferencia 31 enunciando “Donde Ello era, Yo debo advenir”, luego de presentar las tres cualidades de la condición de consciente y los tres ámbitos del aparato psíquico de la segunda tópica, para sintetizar con dicha expresión la dinámica que se establece entre la instancia del Yo con la del Ello, del cual aquél proviene. Estando el Ello abierto a lo somático, hallan expresión en él las necesidades pulsionales que, regidas por el principio de placer, procuran su satisfacción en la descarga. En tanto, el Yo, desprendido del Ello, está volcado al mundo exterior mediando entre las percepciones y la conciencia, dándose con ello la noción temporal. Así, por encargo del Ello, el Yo gobierna la motilidad, que a costa de interponer el pensamiento entre la necesidad y la acción, destrona el principio de placer por el de realidad. El Yo sustrae sus energías del Ello por distintos mecanismos, procurando darle a éste una dirección; ahora bien, siendo endeble, el Yo puede terminar por realizar lo que el Ello le exige. Esto ocurre porque las funciones del Yo se articulan a la vez con el Ello, el Superyó, y el mundo exterior, pudiendo encontrarse sofocado por estos en conjunto. Es allí que Freud sintetiza, mediante la expresión, el propósito de la terapia psicoanalítica, que es fortalecer al Yo, hacerlo más independiente del Superyó y apropiarse nuevos fragmentos del Ello para organizarlo. Castoriadis la retoma, a raíz de analizar qué es y cómo se da la autonomía, subjetiva y social. Partiendo desde el individuo, interpreta primeramente la expresión como la petición a tomar dicho lugar como instancia de decisión, tratándose así, de un dominio de lo consciente sobre lo inconsciente, lo autónomo ante lo heterónomo, o bien, mi Discurso opuesto al de Otro, Otro que es en mí y puede dominarme, en tanto me creo aquello que no soy, esto es: el sujeto es alienado por el discurso del Otro a raíz de un dominio de lo imaginario autonomizado que le define su realidad y su deseo. Por ello la represión no es alienación, ésta no se da por el conflicto entre el principio de placer y el de realidad, sino por el conflicto por un lado de la represión y por el otro de la elaboración imaginaria en el seno del sujeto. Castoriadis está comprendiendo el Ello como la función del inconsciente que inviste de realidad lo imaginario, lo autonomiza y le confiere poder de decisión, siendo lo imaginario la repetición-transformación del Discurso del Otro. Entonces, si toma su lugar, el Yo remite el sentido a lo que se constituye como la verdad del sujeto. Ahora bien; si se toma esta interpretación de manera absoluta, se propone un objeto inaccesible, pues, ¿cómo pensar un sujeto que reabsorba totalmente su función imaginaria? Del imaginario surgen “los fantasmas alienantes como las creaciones más auténticas”. Lo imaginario y su vinculación simbólica son irrenunciables para el hombre, en tanto le permiten ver en una cosa lo que no es tal. Ahora, si se la interpreta como un proceso activo, se promueve otra relación entre consciente e inconsciente, siendo así sujeto autónomo aquel que se sabe con fundamentos suficientes para afirmar “esto es mi verdad y esto, mi deseo”. En el sujeto hay el no sujeto: la libertad inalienable que posibilita el cogito, instancia que se diluye no bien resurge un contenido en el pensamiento, en el que está presente el Otro bajo la forma y el hecho del Discurso, posibilitando la intersubjetividad. No se trata del sujeto del cogito, hay opacidad en su objeto; la multitud de los contenidos del Discurso del Otro con la que aquél nunca acabó y sin la cual no podría ser; siendo una actividad codeterminada por lo que se da como objeto, pues hay inherencia recíproca entre sujeto y objeto. La autonomía consiste entonces en que el sujeto encuentre un sentido ajeno y lo transforme, de ahí que la autonomía no sea individual, sino social e histórica; procede de lo colectivo impersonal que llena las formas sociales, las instituciones. Por ello, la alienación no consiste ni en el inconsciente individual ni en lo intersubjetivo, sino en las condiciones de opresión de la sociedad, instituida doblemente, ya por el contenido de las instituciones, ya por la alienación de toda la sociedad. De este modo, no sólo no es posible escindir del sujeto el Discurso del Otro, sino que tampoco es posible una sociedad sin instituciones, como una sociedad transparente a ellas, porque en éstas se expresa la fuerza creativa de lo simbólico-imaginario, lo cual se da en el plano social bajo la tensión instituido-instituyente.

martes, 1 de noviembre de 2011

Para que no te fueras



Axel Krygier, Zorzal 2007.

martes, 25 de octubre de 2011

Cinema Paradiso




Cinema Paradiso

martes, 18 de octubre de 2011

Tu laberinto



Jaime Roos y Christian Cary

domingo, 16 de octubre de 2011

Cómo dirigirse con el deseo de otro

Cuando no se sabe lo que se quiere, se quiere lo no dicho en lo dicho.
Cuando se sabe lo que se quiere, se quiere aquello mismo que es dicho.
__________________________________________________

Darle vueltas a quien sabe lo que quiere es marearlo; es perderlo.

lunes, 10 de octubre de 2011

Ventanas



José Flamenco, De lluvias, tempestades y submarinos.

martes, 4 de octubre de 2011

Auto-ficción











¿Cómo reconocer una identidad en una voz anónima?










viernes, 30 de septiembre de 2011

martes, 27 de septiembre de 2011

Everything in its right place

Escribo para

yo

élla
nosotros
vosotros
ellos

Delimitación afectiva

Hace falta lo común,
pero no sin constancia,
además de reciprocidad
en la tensión compartida
en silencio.

No puede ser
si no hay paralelo
en los gestos,
Ni puede haber
si no hay profundidad
en el trazo del tiempo,
aún contando con
el suspenso.


De otro modo
es
capricho,
obstinación,
obsesión;

reducción.

De otro modo
no es
deseo,
el riesgo de querer
a quien se quiere (querer).

Entre uno y otro querer,
sólo hay un paso
¡imperceptible!
que diferencia:

Atreverse a
leer al otro;
leerse a sí.

Y claro;
-leer-
lo que
acontece.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Del árbol de la montaña

El ojo de Zaratustra había visto que un joven lo evitaba. Y cuando una tarde caminaba solo por los montes que rodean la ciudad llamada «La Vaca Multicolor»: he aquí que encontró en su camino a aquel joven, sentado junto a un árbol en el que se apoyaba y mirando al valle con mirada cansada. Zaratustra agarró el árbol junto al cual estaba sentado el joven y dijo:
Si yo quisiera sacudir este árbol con mis manos, no podría. Pero el viento, que nosotros no vemos, lo maltrata y lo dobla hacia donde quiere. Manos invisibles son las que peor nos doblan y maltratan.


Entonces el joven se levantó consternado y dijo: «Oigo a Zaratustra, y en él estaba precisamente pensando.» Zaratustra replicó:
«¿Y por eso te has asustado? - Al hombre le ocurre lo mismo que al árbol.
Cuanto más quiere elevarse hacia la altura y hacia la luz, tanto más fuertemente tienden sus raíces hacia la tierra, hacia abajo, hacia lo oscuro, lo profundo, - hacia el mal.»
«¡Sí, hacia el mal!, exclamó el joven. ¿Cómo es posible que tú hayas descubierto mi alma?»
Zaratustra sonrió y dijo: «A ciertas almas no se las descubrirá nunca a no ser que antes se las invente».
«¡Sí, hacia el mall, volvió a exclamar el joven.


Tú has dicho la verdad, Zaratustra. Desde que quiero elevarme hacia la altura ya no tengo confianza en mí mismo, y ya nadie tiene confianza en mí, - ¿cómo ocurrió esto?
Me transformo demasiado rápidamente: mi hoy refuta a mi ayer. A menudo salto los escalones cuando subo, - esto no me lo perdona ningún escalón.
Cuando estoy arriba, siempre me encuentro solo. Nadie habla conmigo, el frío de la soledad me hace estremecer. ¿Qué es lo que quiero yo en la altura?
Mi desprecio y mi anhelo crecen juntos; cuanto más alto subo, tanto más desprecio al que sube. ¿Qué es lo que quiere éste en la altura?
¡Cómo me avergüenzo de mi subir y tropezar! ¡Cómo me burlo de mi violento jadear! ¡Cómo odio al que vuela! ¡Qué cansado estoy en la altura!»
Aquí el joven calló. Y Zaratustra miró detenidamente el árbol junto al que se hallaban y dijo:
«Este árbol se encuentra solitario aquí en la montaña; ha crecido muy por encima del hombre y del animal.
Y si quisiera hablar, no tendría a nadie que lo comprendiese: tan alto ha crecido.


Ahora él aguarda y aguarda, - ¿a qué aguarda, pues? Habita demasiado cerca del asiento de las nubes: ¿acaso aguarda el primer rayo?».
Cuando Zaratustra hubo dicho esto el joven exclamó con ademanes violentos: «Sí, Zaratustra, tú dices verdad. Cuando yo quería ascender a la altura, anhelaba mi caída, ¡y tú eres el rayo que yo aguardaba! Mira, ¿qué soy yo desde que tú nos has aparecido? ¡La envidia de ti es lo que me ha destruido!» - Así dijo el joven, y lloró amargamente.
Mas Zaratustra lo rodeó con su brazo y se lo llevó consigo. Y cuando habían caminado un rato juntos, Zaratustra comenzó a hablar así:
Mi corazón está desgarrado. Aún mejor que tus palabras es tu ojo el que me dice todo el peligro que corres.
Todavía no eres libre, todavía buscas la libertad. Tu búsqueda te ha vuelto insomne y te ha desvelado demasiado. Quieres subir a la altura libre, tu alma tiene sed de estrellas. Pero también tus malos instintos tienen sed de libertad.


Tus perros salvajes quieren libertad; ladran de placer en su cueva cuando tu espíritu se propone abrir todas las prisiones.
Para mí eres todavía un prisionero que se imagina la libertad: ay, el alma de tales prisioneros se torna inteligente, pero también astuta y mala.
El liberado del espíritu tiene que purificarse todavía. Muchos restos de cárcel y de moho quedan aún en él: su ojo tiene que volverse todavía puro.
Sí, yo conozco tu peligro. Mas por mi amor y mi esperanza te conjuro: ¡no arrojes de ti tu amor y tu esperanza!
Todavía te sientes noble, y noble te sienten todavía también los otros, que te detestan y te lanzan miradas malvadas. Sabe que un noble les es a todos un obstáculo en su camino.


También a los buenos un noble les es un obstáculo en su camino: y aunque lo llamen bueno, con ello lo que quieren es apartarlo a un lado.
El noble quiere crear cosas nuevas y una nueva virtud. El bueno quiere las cosas viejas, y que se conserven.
Pero el peligro del noble no es volverse bueno, sino insolente, burlón, destructor.


Ay, yo he conocido nobles que perdieron su más alta esperanza. Y desde entonces calumniaron todas las esperanzas elevadas.
Desde entonces han vivido insolentemente en medio de breves placeres, y apenas se trazaron metas de más de un día.
“El espíritu es también voluptuosidad” - así dijeron. Y entonces se le quebraron las alas a su espíritu: éste se arrastra ahora de un sitio para otro y mancha todo lo que roe.


En otro tiempo pensaron convertirse en héroes: ahora son libertinos. Pesadumbre y horror es para ellos el héroe.
Mas por mi amor y mi esperanza te conjuro: ¡no arrojes al héroe que hay en tu alma! ¡Conserva santa tu más alta esperanza!.


Así habló Zaratustra.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Hermeto

domingo, 11 de septiembre de 2011

Sonajeros



Flopa Manza Minimal

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El gusto por la espera

"La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces"

Luis Rossi, a momentos de terminar su exposición del "Mitsein" mientras unos compañeros querían dar un comunicado que no hicieron por ansiosos.

exordio

en mi hogar,
rige una ley:
quien entra,
o es mi bienvenido
y será agasajado,
o es un enemigo
que será expulsado.

la casa
se reserva
el derecho
de admisión;
con la malaeducación
a otra parte.

domingo, 4 de septiembre de 2011

§23. La espacialidad del "ser en el mundo"

Por "desalejamiento" como forma de ser del Dasein en lo que respecta al "ser en el mundo", no entendemos lo que llamamos la "lejanía" ("cercanía"), ni mucho menos "distancia". Usamos el término "desalejamiento" en un sentido activo y transitivo. El término mienta una estructura del ser del Dasein por respecto a la cual el alejar algo, por ejemplo quitándolo de en medio, es sólo un medio determinado, fáctico. "Desalejar" quiere decir hacer desaparecer la lejanía de algo, es decir, acercamiento. El Dasein es esencialmente des-alejador: en cuanto es el ente que es, permite que en cada caso hagan frente entes en la cercanía. El des-alejamiento descubre la lejanía. (...)
"Una media hora", no son treinta minutos, sino una duración que no tiene "longitud" alguna en el sentido de una extensión cuantitativa. Es una duración interpretada en cada caso partiendo de habituales, cotidianas maneras de "curarse de". (...) Un camino "objetivamente" largo puede ser más corto que otro "objetivamente" más corto, pero que quizá es "difícil" y se le hace a uno infinitamente largo. (...) Se siente la inclinación a considerar "subjetivas" semejantes interpretaciones del desalejamiento y estimación. Pero se trata de una "subjetividad" que quizá descubre lo más real de la "realidad" del mundo; de una "subjetividad" que no tiene nada que ver con el arbitrio "subjetivo" y las "concepciones" subjetivistas de un ente que por lo demás sería "en sí".
Cuando el Dasein trae, en el "curarse de", algo a su cercanía, esto no significa fijar nada en un lugar del espacio situado a la mínima distancia de algún punto del cuerpo. (...)
Todo acercamiento ha tomado ya por anticipado una dirección hacia un paraje desde el cual se acerca lo des-alejado para hacerse encontradizo en su sitio. El "curarse de" "viendo en torno" es des-alejar "en una dirección".

Ser y Tiempo,
Martin Heidegger

sábado, 3 de septiembre de 2011

Filosofia



Noel Rosa x Chico Buarque

viernes, 2 de septiembre de 2011

La necesidad del hombre

La humanidad tiene hambre, es cierto. Pero tiene hambre ¿de qué? y ¿cómo? Aún tiene hambre, en el sentido literal, para la mitad de sus miembros, y este hambre hay que satisfacerla, es cierto. Pero ¿sólo tiene hambre de alimento? ¿En qué difiere, entonces, de las esponjas o de los corales? ¿Por qué ese hambre, una vez satisfecho, deja siempre aparecer otras preguntas, otras demandas? ¿Por qué la vida de las capas que, en todas las épocas, han podido satisfacer su hambre, o de las sociedades enteras que pueden hacerlo hoy, no ha llegado a ser libre -o se ha vuelto vegetal? ¿Por qué la saciedad, la seguridad y la copulación ad libitum en las sociedades escandinavas, pero también, cada vez más, en todas las sociedades de capitalismo moderno (mil millones de individuos) no ha hecho surgir individuos y colectividades autónomas? ¿Cuál es la necesidad que estas poblaciones no pueden satisfacer? Que se diga que esta necesidad es constantemente mantenida en la insatisfacción por el progreso técnico, que hace surgir nuevos objetos, o por la existencia de capas privilegiadas que ponen ante los ojos de los demás otros modos de satisfacerla -y se habrá concedido lo que queremos decir: que esta necesidad no lleva en sí misma la definición de un objeto que podría colmarlo, como la necesidad de respirar encuentra su objeto en el aire atmosférico, que nace históricamente; que ninguna necesidad definida es la necesidad de la humanidad. La humanidad tuvo y tiene hambre de alimentos, pero también tuvo hambre de vestidos y, después, de coches y televisión, tuvo hambre de poder y hambre de santidad, tuvo hambre de ascetismo y desenfreno, tuvo hambre de mística y de saber racional, tuvo hambre de calor y fraternidad, pero también hambre de sus propios cadáveres, hambre de fiestas y tragedias, y ahora parece tener hambre de Luna y de planetas. Es necesaria una buena dosis de cretinismo para pretender que se inventaron todas estas hambres porque no se comía ni se jodía bastante.
El hombre no es esa necesidad que comporta su «buen objeto» complementario, una cerradura que tiene su llave (que hay que volver a encontrar o fabricar). El hombre no puede existir sino definiéndose cada vez como un conjunto de necesidades y de objetos correspondientes, pero supera siempre esas definiciones -y, si las supera (no solamente en un virtual permanente, sino en la efectividad, del movimiento histórico), es porque salen de él mismo, por que él las inventa (no en lo arbitrario ciertamente, siempre está la naturaleza, el mínimo de coherencia que exige la racionalidad, y la historia precedente), porque por lo tanto, él las hace haciendo y haciéndose, y porque ninguna definición racional, natural o histórica permite fijarla de una vez por todas.


Cornelius Castoriadis,
La institución imaginaria de la sociedad, pp 217

Norma de vida

Pues, ciertamente, sólo una torva y triste superstición puede prohibir el deleite. ¿Por qué saciar el hambre y la sed va a ser más decente que desechar la melancolía? Tal es mi regla, y así está dispuesto mi ánimo. Ningún ser divino, ni nadie que no sea envidioso, puede deleitarse con mi impotencia y mi desgracia, ni tener por virtuosos las lágrimas, los sollozos, el miedo y otras cosas por el estilo, que son señales de un ánimo impotente. Muy al contrario: cuanto mayor es la alegría que nos afecta, tanto mayor es la perfección a la que pasamos, es decir, tanto más participamos necesariamente de la naturaleza divina. Así, pues, servirse de las cosas y deleitarse con ellas cuanto sea posible (no hasta la saciedad, desde luego, pues eso no es deleitarse) es propio de un hombre sabio. Quiero decir que es propio de un hombre sabio reponer fuerzas y recrearse con alimentos y bebidas agradables, tomados con moderación, así como gustar de los perfumes, el encanto de las plantas verdeantes, el ornato, la música, los juegos que sirven como ejercicio físico, el teatro y otras cosas por el estilo, de que todos pueden servirse sin perjuicio ajeno alguno. Pues el cuerpo humano está compuesto de numerosas partes de distinta naturaleza, que continuamente necesitan alimento nuevo y variado, a fin de que todo el cuerpo sea igualmente apto para hacer todo lo que puede seguirse de su naturaleza, y, consiguientemente, a fin de que también el alma sea igualmente apta para conocer al mismo tiempo muchas cosas. Y así, esta norma de vida concuerda muy bien con nuestros principios y con la práctica común; por lo cual, si hay alguna regla de vida que sea la mejor, lo es ésta, así como la más recomendable en todos sentidos.


Baruch Spinoza,
Ethica IV, PXLV,Esc.

martes, 30 de agosto de 2011

Mi memoria (nadando en el sueño)



Lucio Mantel,
Miniatura, 2010.

jueves, 25 de agosto de 2011

objetivación

sonrío, interpelo a extraños,
practico juegos milenarios,
sueño despierto gracias
a la sonoridad del espacio,
viajo mirando gestualidades,
camino mirando el suelo o el cielo,
admiro a quien investiga,
lee, interpreta y expresa;
frente al color blanco,
atravieso distancias.

en el medio, soy
esperanzado como incrédulo.
siempre primero, fui feliz.
segundo, fui engañado.

mis amigos viven en la infancia,
mis amores en países lejanos,
en "mi" tierra nada poseo
salvo hermanos perdidos
y miradas perplejas.

Soy feliz y triste,
porque la vida es dulce,
juego, trabajo y espero;
aún no sé la necesidad
mayor, pero me urge
el misterio del cielo.

miércoles, 24 de agosto de 2011

martes, 23 de agosto de 2011

Necesidad

No sé qué
escribir,
no sé cómo.

Serían
excusas,
me sentiría
estúpido.

"Solamente
quiero
encontrarte."

Contigo
descubro
un dulce
egoísmo
que no
sabía vivo:

retenerte
aunque
ni sea bajo
mirada,
con tal
de que me
abrigues
aún sin
abrigo.

Sueño
con tu
mirada;
la siento
próxima;
y sé que
en este
momento,
te estoy
respirando.

No me creo
suficientemente
arrogante
para adueñarme
tus letras.

Entonces,
soporta la
insoportable
ansiedad que
flaquea a mi
voluntad,
mi espera
a tu voluntad.

La escafandra y la mariposa





Julián Schnabel, 2007

Pido repetir

Hablar, escribir, repetir:
reproducir el gesto para que signifique otra relación, el juego descubierto abrirá la sorpresa de una novedad, bajo la misma marca.


...alma, alma, alma, alma, alma...

cada vez que la digo,
la repito;
cada vez que la digo,
algo distinto.


¿A qué me referí?,
¿a quiénes?



¡Repetir!
El gesto transforma.

Beim sei

Ya sé que estoy enloqueciendo.
Ya sé que falla en mí quien soy.
Sí, pero mientras no me rindo,
quiero saber por dónde voy.

Aunque vaya a rendirme
a lo que el Destino me hace ser,
quiero, un momento, aquí detenerme
y descansar conociendo.

Hay grandes lapsos de memoria
grandes paralelas perdidas,
y mucha leyenda y mucha historia,
y muchas vidas, muchas vidas.

Todo eso; ahora me pierdo
de mí y voy a extraviarme,
quiero llamarme a mí, y cerco
mi ser de todos los recuerdos.

Porque, si voy a ser loco, quiero
ser loco con moral y con juicio.
Voy a tañer la lira como Nerón.
Pero el incendio no es preciso.

Fernando Pessoa

domingo, 21 de agosto de 2011

Las encrucijadas del laberinto

Pensar no consiste en salir de la caverna, ni reemplazar la incertidumbre de las sombras por los contornos recortados de las cosas mismas, la claridad vacilante de una llama por la luz del verdadero sol. Consiste en entrar en el laberinto (...). Consiste en perderse en galerías que sólo existen en la medida en que cavamos incansablemente, en girar en círculos en el fondo de un callejón sin salida cuyo acceso se ha cerrado detrás de nuestros pasos, hasta que esta rotación abre, inexplicablemente, fisuras transitables en la pared.

Cornelius Castoriadis,
Las encrucijadas del laberinto, 1978

Dale Gracias



Spinetta Jade,
Alma de diamante, 1980

Mi Otro; mi complemento

Hubo quienes entendieron este espacio como un juego solitario, solipsista, autista; nada más alejado de la intención: este espacio es fruto de no haber encontrado espacio donde hubo su necesidad; encontrarme con el Otro.
Aquí vine, para no ser quien escribe sino quien lee, para que quien escriba sea otro de mí, mi Otro, y que "yo" sea quien lea, aunque en este caso, usted misma, persona allegada que abrió mi horizonte, que sorprendió mi necesidad de compañía, que me entiende tanto y tan bien, que ya no soy quien lee, que eres mi Otro, el que no soy, que me lee, me responde, me cuida y atiende.
Atónito, yo ya soy Otro por mi Otro, que eres tú, Otro: a ti, todas mis palabras, con tal que siembres un floral con ellas.
En silencio, en soledad, ya no me siento solo: estoy contigo.

viernes, 19 de agosto de 2011

Literalidad .



Ayer tenía cursada, pero la amenaza de bomba irrumpió. Advertí que tendría tiempo para ir a escuchar al dúo de maestros. Fui. Fui y esperaba encontrarte. Fui y miraba hacia todas las direcciones, todos los rostros, todos los cabellos, todas las miradas. No te vi. Pero en medio de todo ese espacio, estabas cerca mío.
Hoy habría querido ver a Luna y Juan contigo.
El rodeo que nos desencuentra aún juega de por medio.
Ya quiero anticiparme al rodeo.

House of cards



2007, In Rainbows,
Radiohead

miércoles, 17 de agosto de 2011

antes de dormir...

...tomo de tu cita:

"Es muy importante la observación, estar en estado de observación. Observar cómo se mueven otras personas, cómo bailan en los templos, observar el mar, los ríos, la naturaleza. Leer, mirar películas, y saber que todo lo que pasa alrededor de uno puede ser fuente de inspiración."

El movimiento
, Paula Picarel




lunes, 15 de agosto de 2011

Sunday



Nick Drake

domingo, 14 de agosto de 2011

Permiso

Déjeme ser
la huella
del rocío
del último
rastro
que deja
la noche
tras de
este día;
la ilusión
fomenta
la expectativa
que tu mirada
vaticina en toda
ausencia,
gran distancia,
mi sonrisa.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Linterna Mágica I

A una personita que lleva la nariz cerca del suelo las alfombras le huelen mucho al alcanfor que absorben cuando están enrolladas durante el verano. Lalla encera los viejos pisos de parquet todos los viernes con cera y terpentina; es un olor adormecedor. Los nudosos y astillosos suelos de madera huelen a jabón. Los pisos de corcho se abrillantan con una mezcla maloliente de leche descremada y agua. Por lo general la gente anda por el mundo como una sinfonía de olores: polvos, perfumes, jabón de brea, orina, sexo, sudor, brillantina, suciedad y comida. Los hay que huelen simplemente a persona, algunos huelen de manera tranquilizadora, otros amenazadora. Emma, la gruesa tía de mi padre, lleva una peluca que fija en el pelado cuero cabelludo con un pegamento especial. Toda ella olía a pegamento. Abuela huele a «glicerina y agua de rosas», una especie de agua de colonia que se podía comprar sencillamente en la farmacia. Mi madre huele dulce como la vainilla; cuando se enfada se le humedece el vello del bigote y despide un olor a metal apenas perceptible. Mi favorita en materia de olores es una niñera jovencita llamada Märit, un poco coja, regordeta y pelirroja. No hay nada comparable a estar en su cama con la cabeza en su brazo y con la nariz aplastada contra su áspero camisón.
Un mundo perdido de luces, de aromas, de sonidos. Si estoy inmóvil y a punto de dormirme, puedo andar de habitación en habitación, ver todo los detalles, sé y siento. En la calma de la casa de mi abuela se abrieron mis sentidos y decidí conservar todo aquello para siempre. ¿Adónde va todo? ¿Ha heredado alguno de mis hijos mis sensaciones? ¿Pueden heredarse sensaciones, experiencias, conocimientos?
Los días, las semanas y los meses que pasaba en casa de mi abuela satisfacían probablemente la apremiante necesidad que he sentido toda mi vida de silencio, de regularidad, de orden. Jugaba solo y no echaba de menos la compañía. Abuela se sentaba ante el escritorio comedor, vestida de negro, con un gran delantal de rayas azules. Leía un libro, llevaba sus cuentas o escribía cartas; la plumilla de acero raspaba levemente el papel. Lalla trabajaba en la cocina, canturreando un poco para sí misma. Yo, inclinado sobre mi teatro de muñecos, levantaba gozoso el telón sobre el oscuro bosque de Caperucita o el iluminado salón de baile de la Cenicienta. Mi juego se adueñaba del espacio escénico, mi imaginación lo poblaba.

Ingmar Bergman,
Linterna Mágica

domingo, 7 de agosto de 2011

Uso imposible

¿De qué sirve sostener un constructo imaginario que nos falsifica, que nos despersonaliza, que enfatiza principios que no asumimos, que nos juega en una hipocresía hasta en los recodos donde uno se cree más auténtico?, ¿de qué sirve impostarse una imagen narcisista que no brega nada a favor de una realidad sustentable?

No hace falta otro espejo, alcanza con el reflejo natural en los elementos de la naturaleza muerta.

Pero estamos solos. Aunque ese nunca es el problema; sino que nos sentimos solos. Entonces nos perdemos en el infierno impropio -ni nuestro ni del otro; ajeno a todos- para creernos más queridos, más apreciados; mas es el consuelo de una sombra, a la sombra del sí mismo.

¿Para qué todas estas letras aquí, entonces? Se me dirá que caigo en contradicción (más que a nadie, como si no pudiera asumirlas, como si no tuviera en claro mi posición sobre la hoja, entre otras palabras).

Este escribiente no es otra cosa que atestiguaciones, propias o ajenas, no puede negar su impresión que redobla en interpretación, asume su río natural y lo hace verbo, río de letras, palabras que mojan mientras transportan.

Estas atestiguaciones quedan para l@s peregrin@s viajantes que no se apropian ni categorizan el paisaje, para quienes despliegan su misterio junto con la alteridad que convive, ésta misma; estas letras quedan para aquellos que recuerdan a un amigo sobre las sierras, y ¿por qué recordar a alguien en medio de la montaña?

Ahí mismo, no cabe para que..., ni utilidad alguna.

A usted, sólo a usted, ahí, un abrazo en la distancia.

domingo, 31 de julio de 2011

topografí A

Dónde
van
....................................................................................................................a
parar
( todas )
( las )
( posibilidades )
( truncas, )
Allá no.
-Aquí,
entre
quienes
no viven
para recordar;
mas recuerdan para vivir,
que viven por amar,
aunque odien por vivir,
mas para vivir,
oscilan
y
quiebran,

sorprendiendo
cada
mañana
bajo
otra
mirada,
incluso
con
dolor,
sin
demorar
la sonrisa
radiante
en
sus
bocas.

jueves, 28 de julio de 2011

O Quereres



Veloso x Aznar

domingo, 24 de julio de 2011

Principios da Musica Universal


Hermeto Pascoal e Aline Morena

jueves, 21 de julio de 2011

El gusto del secreto

Se trata de buscar algo que todavía no es bien recibido, pero que espera serlo. Y hay una especie de olfato para lo que, si bien va contra la corriente, ya está conectado con una posible recepción. Por ende -y me permito una referencia personal-, probablemente cada vez que intenté hacer gestos extraños o inactuales fue porque tenía la impresión de que eran requeridos, más o menos silenciosamente, desde otros sectores, por otras fuerzas, las cuales, aunque todavía minoritarias, ya se delineaban como presentes. Es una suerte de cálculo de lo incalculable, y la intempestividad es un tipo de tempestividad en vías de formación.



...



¨No soy de la familia¨ quiere decir, en términos generales: ¨no me defino a partir de mi pertenencia a la familia¨, a la sociedad civil, al Estado; no me defino por medio de las formas elementales del parentesco. Pero también significa, de modo más figurado, que no formo parte de grupo alguno, que no me reconozco ni en una comunidad lingüística, ni en una comunidad nacional, ni en un partido, ni en un grupo o en una parroquia, sea esta una escuela filosófica o una escuela literaria. ¨No soy de la familia¨ quiere decir: no me tomen por uno de ustedes, quiero conservar en todo momento mi libertad; es la condición no sólo para ser singular y otro, sino para entrar en relación con la singularidad y la alteridad de los otros. Cuando uno es de la familia, no sólo se pierde en lo gregario, sino que también se pierden los demás; los otros se vuelven meros puestos, funciones familiares, o funciones en la totalidad orgánica que constituye un grupo, una escuela, una nación, o una comunidad de quienes hablan una misma lengua.


...


La segunda dimensión, que en cierto modo está inscripta en la primera y simultáneamente la rebasa, consiste en que mi no querer ser de la familia está presupuesto en mi querer ser de la familia. El deseo de pertenecer a una comunidad cualquiera, el deseo mismo de la pertenencia, presupone que no se pertenece a ella (...) La motivación de pertenencia -nacional, lingüística, política, filosófica- presupone la no pertenencia. Ello puede tener consecuencias políticas: no hay identidad; hay una identificación, una motivación relativa a la pertenencia, que no obstante presupone a su vez que la pertenencia no existe, que quien desea ser esto o aquello, francés, europeo, etc., no lo es. Hace falta que sepan que no lo son. Nunca se pertenece a la familia y siempre se pertenece a ella; por eso es un lugar tan dramático, porque la familia (la nación, la humanidad) no tiene una identidad consigo. Nunca es un estado.




El gusto del secreto,


Jaques Derrida y Maurizio Ferraris

martes, 19 de julio de 2011

Pequeña serenata diurna

Vivo en un país libre

cual solamente puede ser libre

en esta tierra, en este instante

y soy feliz porque soy gigante.


Amo a una mujer clara

que amo y me ama

sin pedir nada

o casi nada,

que no es lo mismo

pero es igual


Y si esto fuera poco,

tengo mis cantos

que poco a poco

muelo y rehago

habitando el tiempo,

como le cuadra

a un hombre despierto.


Soy feliz,

soy un hombre feliz,

y quiero que me perdonen

por este día

los muertos de mi felicidad.


Silvio Rodriguez

viernes, 15 de julio de 2011

La música y el silencio

Los sonidos de la música pueden acabar con los duros bordes de las cosas. Gracias a ella algo empieza a fluir y el que la compone (y también el que la oye) se vuelve capitán de un RÍO...

El silencio es mi voz, es mi sombra, es mi llave...

[El silencio] se despliega, me bebe, me consume.

Mi enorme sanguijuela se acuesta en mí.

Contra el silencio, las palabras. Pero Michaux desconfía demasiado de las palabras, armas melladas, instrumentos rotos. Y más aún: signos con lo hostil que acecha:

Palabras, palabras que vienen a explicar, a comentar, a revolcar, a que sea justificable, razonable, real, prosa como un chacal.

Es preciso que jamás olvide: yo me asfixiaba. Yo reventaba entre las palabras.

Por eso, contra el silencio y contra la palabra: un piano. He de detenerme en lo que Henri Michaux dice del piano pues nunca nadie lo dijo de una manera tan perfecta:

Compañero que no me observa, que no me evalúa, que no toma nota, que no conserva huellas, compañero que no exije, que no me obliga a prometerle nada.

Con él, todo tan simple.

Yo me acerco. Él está listo.

Yo traigo la obsesión, la tensión, la opresión:

Él canta.

Yo traigo la situación irremediable, el vano despliegue de esfuerzos, el fracaso de todo junto con la mezquindad, las precauciones llevadas por el viento, por el fuego, por el fuego, sobre todo por el fuego:

Él canta.

Yo traigo inundación a la sangre, el rebuzno de los asnos contra la paz, los campos, el trabajo forzado, la miseria, los prisioneros de la familia, las cosas a medias, los amores a medias, los impulsos a medias, y menos que a medias, las vacas flacas, los hospitales, los interrogatorios policiales, los lentos agonizantes de las aldeas perdidas, los amargos vivientes, los dañados, aquellos que derivan conmigo sobre la helada y loca ladera:

Él canta.

Yo acarreo todo en desorden, sin saber lo que traigo, de quién, para quién, quién habla en la cesta de las llagas:

Él canta.

Él canta.

Para quien sabe buscar todo se vuelve búsqueda. Acercarse al piano y dejar que cante es acercarme al piano y dejarme cantar. Pero sobre todo es transformar el encuentro con el piano en un lugar de aprendizaje: Lo que yo quisiera es música para cuestionar, para auscultar; para acercarme al problema del ser: Michaux no quiere componer como un compositor, en particular no como un compositor occidental: quiere hacer música de gorrión, de gorrión no muy decidido, posado sobre una rama, de gorrión que trataría de llamar a un hombre...

Quiere una música para pedir auxilio en el horror, en el no saber, una música no parecida a ninguna a otra sino solamente parecida a él, música para reconocerse, para decir su nombre, una música que señale su lugar, que exprese su carencia de un lugar:

Una melodía pobre, pobre como la que le sería necesaria al mendigo para decir sin palabras su miseria y toda la miseria alrededor y todo aquello que responde miseria a su miseria, sin escucharlo.

Como un llamado al suicidio, como un suicidio comenzado, como un retorno perpetuo al único recurso: el suicidio, una melodía.

Una melodía de recaídas, melodía para ganar tiempo, para fascinar a la serpiente, mientras que la incansable frente siempre busca, en vano, su Oriente.

Las ondas pequeñísimas de la música nos consuelan del insoportable «estado sólido» del mundo, de todas las consecuencias de este estado, de sus estructuras... El tiempo, gracias a ella, se vuelve agradable de saborear.


Alejandra Pizarnik

miércoles, 13 de julio de 2011

etéreo pasaje entre lo sólido

cuando me
descubriste,
te alegraste:
viste en mí
el punto de
fuga.

cuando me
caminaste,
fortaleciste
tu cuerpo,
recobraste
la vida.

cuando me
pisaste por
última vez,
ya no me
reconociste;
dejé de ser
tu necesidad.

cuando
te alejaste,
me negaste,
te olvidaste,
-y-
no fui más
que un
puente
sobre el
abismo.

viernes, 8 de julio de 2011

Volví al jardín



Gabo Ferro

miércoles, 6 de julio de 2011

Conselho

Cerca de grandes muros quem te sonhas.
Depois, onde é visível o jardim
Através do portão de grade dada,
Põe quantas flores são as mais risonhas,
Para que te conheçam só assim.
Onde ninguém o vir não ponhas nada.

Faze canteiros como os que outros têm,
Onde os olhares possam entrever
O teu jardim com lho vais mostrar.
Mas onde és teu, e nunca o vê ninguém,
Deixa as flores que vêm do chão crescer
E deixa as ervas naturais medrar.

Faze de ti um duplo ser guardado;
E que ninguém, que veja e fite, possa
Saber mais que um jardim de quem tu és -
Um jardim ostensivo e reservado,
Por trás do qual a flor nativa roça
A erva tão pobre que nem tu a vês...

Fernando Pessoa

jueves, 30 de junio de 2011

Maricón



Acá Seca Trío

martes, 28 de junio de 2011

....advertí,

anoche,
con el dolor
de que me
recuerden
la scarface.

supieron
simbolizar(me)
lo que nunca
se atreverán
a explicar(me):

ellos
no quieren
más;
se conforman
con menos,
y creerse
capitán
de flota
ajena.

agazapados,
escapan sin
mirar
este navío
zarpar.

lunes, 27 de junio de 2011

60. Las mujeres y su acción a distancia

¿Sigo teniendo oídos? ¿Soy oídos y nada más? En medio del ardor del oleaje marino espumoso y centelleante que alcanza mis pies, sólo me llegan aullidos, amenazas, gritos estridentes; mientras que en su antro más hondo, el antiguo sacudir de la tierra canta ronco su melodía como un rugiente toro. Al hacerlo, va siguiendo el compás con el pie con que sacude de una manera tal que hace temblar el corazón de los demonios de estas rocas desmoronadas. Entonces, como surgido de la nada, en las puertas de este laberinto infernal, a sólo unas millas de distancia, aparece un gran velero que pasa como un fantasma deslizándose en silencio. ¡Oh, fantasmal belleza! ¡Qué encanto ejerce sobre mí! ¿Llevará ese barco todo el reposo taciturno del mundo? ¿Mi propia felicidad, mi yo más dichoso, mi segundo yo eternizado, no se habrá sentado ahí, en ese lugar tranquilo, no muerto aún, pero ya no con vida, deslizándose y flotando, como un ser intermedio, espectral, silencioso y visionario, semejante al navío que con sus velas blancas se cierne por encima del mar como una mariposa gigantesca? ¡Ah! ¡Volar por encima de la existencia! ¡Eso, eso es lo que habría que hacer!... ¿Me ha convertido, entonces, todo ese tumulto en un extravagante ser? Toda gran agitación nos lleva a situar imaginariamente la felicidad en la calma y en la lejanía. Cuando un hombre es presa de su propio tumulto, se encuentra en medio de la marea de sus impulsos y proyectos; sin duda que entonces ve ante él deslizarse también a unos seres encantadores y silenciosos, cuya felicidad y retiro envidia... Esos seres son las mujeres. Le encanta creer que allí, entre las mujeres, tal vez habite lo mejor de su yo; que en esos lugares tranquilos, hasta el más violento tumulto se serenaría en un silencio de muerte y que la vida se convertiría en el sueño de la vida misma. ¡Sin embargo! ¡Sin embargo! Noble exaltado, hasta en los más bellos veleros persiste el mismo rumor y griterío y, por desgracia, ¡qué lamentable griterío! El encanto y la acción más poderosa de las mujeres es, hablando en términos filosóficos, una actio distans, una acción a distancia, aunque para ello sea necesario sobre todo... ¡distancia!


F. W. Nietzsche,
La Gaya Ciencia.

viernes, 17 de junio de 2011

Vivre sa vie



Vivre sa vie, Jean Luc Godard, 1962.

domingo, 5 de junio de 2011

O sol nascerá



Alineación a la derechaCartola

O mundo é um moinho



Cartola

La sed verdadera



L.A.S.
Estrelicia

viernes, 3 de junio de 2011

Hombre sentado con pipa


Pablo Picasso
Óleo sobre lienzo, 1969

sábado, 28 de mayo de 2011

jueves, 19 de mayo de 2011

Para Xo



Moreno Veloso

miércoles, 11 de mayo de 2011

Despedida

Qué tristeza verte
negar al fuego
cuando es el fuego
el que nos quema.

Ahora te sostiene
lo artificial,
ahora te volviste
antinatural,
ahora, nunca más
cosecharás.

Te volviste pura
brea y polietileno;
"Que la paz sea
con tu espíritu".

sábado, 30 de abril de 2011

guion o guión.

(De guía).

1. m. Escrito en que breve y ordenadamente se han apuntado algunas ideas o cosas con objeto de que sirva de guía para determinado fin.

2. m. Texto en que se expone, con los detalles necesarios para su realización, el contenido de un filme o de un programa de radio o televisión.

3. m. Signo ortográfico (-) que se usa para dividir, al final del renglón, una palabra que no cabe completa en él.

4. m. U. para asociar los dos elementos que integran algunas palabras compuestas; p. ej., en estudio físico-químico. Sirve para relacionar palabras, al modo de una conjunción; p. ej., en Se mantiene la relación calidad-precio, y también para unir números entre sí o números con palabras, abreviaturas, siglas, etc.; p. ej., en págs. 33-35. Expo-92. Carretera N-303.

5. m. Cruz que va delante del prelado o de la comunidad como insignia propia.

6. m. Estandarte del rey o de cualquier otro jefe de hueste.

7. m. Pendón pequeño o bandera arrollada que se lleva delante de algunas procesiones.

8. m. alférez del pendón real.

9. m. Persona que en las danzas guía la cuadrilla.

10. m. Ave delantera de las bandadas que van de paso.

11. m. perro guion.

12. m. Persona que va delante, enseña y amaestra a alguien.

13. m. Mar. Parte más delgada del remo, desde la empuñadura hasta el punto en que se afirma en el tolete.

14. m. Mús. Nota o señal que se ponía al fin de la escala cuando no se podía seguir y había que volver a empezar, y denotaba el punto de la escala, línea o espacio en que se proseguía la solfa.


Real Academia Española © Todos los derechos reservados

domingo, 24 de abril de 2011

Enseñanza

“Esta enseñanza te doy a ti, necio, como despedida: donde no se puede continuar amando, se debe- ¡pasar de largo!-“.

F. Nietzsche,
Así habló Zaratustra, Del pasar de largo, pp. 251

jueves, 14 de abril de 2011

La adaequatio

Conocer verdaderamente algo no es formarse de ese algo una representación a partir de un punto de vista exterior, y subjetivo, sino desarrollar su naturaleza propia, tal como ella se refleja en el movimiento que la constituye.

Pierre Macherey, Hegel o Spinoza, pp. 98.

lunes, 11 de abril de 2011

Oración al Porvenir

Que esta noche sea la mejor noche
Que este silencio sea el mejor silencio
Que este sueño sea el mejor sueño

***

Que este día sea el mejor día
Que este cielo sea el mejor cielo
Que este juego sea el mejor juego

Entidad

Soy término medio
que se afirma y niega
al mismo tiempo.

Soy la presencia negada
que se afirma en la ausencia
de cualquier momento.

Soy el rostro público
del secreto infinito
al que arrojan todas mentiras.

Soy la letra, la máscara,
el fantasma que agobia,
acusa e inspira.

sábado, 9 de abril de 2011

La denegación

En la interpretación nos tomamos la libertad de prescindir de la significación de la denegación y tomamos en consideración exclusivamente el contenido de la asociación.
En ocasiones puede conseguirse de un modo muy cómodo un rebuscado esclarecimiento de lo reprimido inconsciente.
La denegación es un modo de tomar conocimiento de lo reprimido, esto es, se trata verdaderamente de una cancelación de la represión pero, por cierto, sin admisión de lo reprimido. Se ve aquí como se diferencian la función intelectual del proceso afectivo. Con ayuda de la denegación se deshace sólo una de las consecuencias de los procesos de la represión, aquella que impedía llegar a la conciencia, ciertos contenidos de representaciones. De ello resulta un modo de admisión intelectual de lo reprimido con mantenimiento de lo esencial de la represión.
Logramos incluso vencer la denegación e imponer una completa admisión intelectual de lo reprimido y sin embargo con ello no ha sido cancelado el proceso de represión propiamente dicho. En el fondo, denegar algo en el juicio implica: "Esto es algo que desearía poder reprimir".
La condena es el sustituto intelectual de la represión, su "No", una marca de la misma, un certificado de origen.
Por medio del símbolo de la denegación el pensar se libra de las restricciones de la represión y se enriquece con contenidos de los que no puede prescindir en su tarea.
La afirmación -como sustituto de la unificación- pertenece al Eros. La denegación -sucesora de la expulsión- pertenece a la pulsión de destrucción. El tan común placer de denegar, el negativismo de algunos psicóticos, se puede comprender probablemente como un signo de la desintegración pulsional mediante retracción de los componentes libidinales.
Con esta concepción de la denegación concuerda muy bien el hecho de que en el análisis no se encuentre ningun "no" proveniente del inconsciente, y que el reconocimiento del inconsciente por parte del Yo se exprese en una fórmula negativa. Ninguna prueba es más fuerte respecto a una exitosa apertura del inconsciente que cuando el analizante reacciona con la siguiente expresión: "eso no lo he pensado nunca" o, "sobre ello no he pensado en absoluto".

Sigmund Freud, La denegación -selección-, 1925.

viernes, 8 de abril de 2011

Camino a La Paloma



Jorge Drexler, Frontera, 1999.

martes, 5 de abril de 2011

Lunes, 28 de diciembre, 1964

- Pero, ¿cómo sabe usted cuándo no tiene corazón un camino, don Juan?
- Cualquiera puede saber eso. El problema es que nadie hace la pregunta, y cuando uno por fin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo. En esas circunstancias muy pocos hombres pueden considerar, y más pocos aún pueden dejar el camino.
- ¿Cómo debo proceder para hacer la pregunta apropiada, don Juan?
- Pregunta nada más.
- Lo que quiero decir es si hay método indicado para que ya no me mienta a mí mismo y crea que la respuesta es sí cuando en realidad es no.
- ¿Por qué habrías de mentir?
- Tal vez porque en el momento el camino es agradable y me gusta.
- Esas son tonterías. Un camino sin corazón nunca es disfrutable. Hay que trabajar duro tan sólo para tomarlo. En cambio, un camino con corazón es fácil: no te hace trabajar por tomarle gusto.


Carlos Castaneda, Las enseñanzas de don Juan.

domingo, 27 de marzo de 2011

¿Por qué soy tan sabio?

¿Y en qué se reconoce en el fondo la buena constitución? En que un hombre bien constituido beneficia a nuestros sentidos, en que está tallado de una madera que es, a la vez, dura, suave y olorosa. A él le gusta sólo lo que le es saludable; su agrado, su placer cesan cuando se ha rebasado la medida de lo saludable.
Adivina remedios curativos contra los daños, saca ventaja de sus contrariedades; lo que no le mata le hace más fuerte. Instintivamente forma su síntesis con todo lo que ve, oye, vive: es un principio de selección, deja caer al suelo muchas cosas. Se encuentra siempre en su compañía, se relacione con libros, con hombres o con paisajes, él honra al elegir, al admitir, al confiar.
Reacciona con lentitud a toda especie de estímulos, con aquella lentitud que una larga cautela y un orgullo querido le han inculcado, examina el estímulo que se acerca, está lejos de salir a su encuentro.
No cree ni en la desgracia ni en la culpa, liquida los asuntos pendientes consigo mismo, con los demás, sabe olvidar, - es bastante fuerte para que todo tenga que ocurrir de la mejor manera para él.

F. Nietzsche, Ecce Homo.

jueves, 24 de marzo de 2011

Exordio

Si me dispongo a hablar extensamente de fantasmas, de herencia y de generaciones, de generaciones de fantasmas, es decir, de ciertos otros que no están presentes, ni presentemente vivos, ni entre nosotros ni en nosotros ni fuera de nosotros, es en nombre de la justicia. De la justicia ahí donde la justicia aún no está, aún no ahí, ahí donde ya no está, entendamos ahí donde ya no está presente y ahí donde nunca será, como tampoco lo será la ley, reductible al derecho. Hay que hablar del fantasma, incluso al fantasma y con él, desde el momento en que ninguna ética, ninguna política, revolucionaria o no, parece posible, ni pensable, ni justa, si no reconoce como su principio el respeto por esos otros que no son ya o por esos otros que no están todavía ahí, presentemente vivos, tanto si han muerto ya, como si todavía no han nacido. Ninguna justicia -no digamos ya ninguna ley, y esta vez tampoco hablamos aquí del derecho -parece posible o pensable sin un principio de responsabilidad, más allá de todo presente vivo, en aquello que desquicia el presente vivo, ante los fantasmas de los que aún no han nacido o de los que han muerto ya, víctimas o no de guerras, de violencias políticas o de otras violencias, de exterminaciones nacionalistas, racistas, colonialistas, sexistas o de otro tipo; de las opresiones del imperialismo capitalista o de cualquier forma de totalitarismo. Sin esta no contemporaneidad a sí del presente vivo, sin aquello que secretamente lo desajusta, sin esa responsabilidad ni ese respeto por la justicia para aquellos que no están ahí, aquellos que no están ya o no están todavía presentes y vivos, ¿qué sentido tendría plantear la pregunta «¿dónde?», «¿dónde mañana?» (whither?).

Jaques Derrida, Espectros de Marx.