martes, 20 de marzo de 2012

-no- doy mi nombre

lastima que al lector aún le preocupa establecer el fantasma del autor.

"yo", -aquí-, no doy mi nombre, me libro de su influjo.

no porque desentienda mi persona de todas estas letras,
sería en vano;

mi persona está
en todas estas letras.

No necesito apelar a mi nombre,
(ni a la historia pública de todas las máscaras sociales que me juegan).

Quien cree conocer al otro,
está doblemente errado:
-no nos conocemos a nosotros mismos como para conocer al otro;
-apenas guardamos la imagen de algunas costumbres.



...........................................................................................-pero- Compartimos s e c r e t o s.



¿Cómo seguirás contigo de ahora en más?,
¿cómo seguirás conmigo,
que frente a tus ojos,
soy una mirada
que entrega
todos
los nombres al infinito?



El futuro está condenado,
pero el porvenir,
que no es igual,
nos espera para cosechar
nuestras mejores costumbres.

Y yo
-con todos mis nombres-
te espero
-en todos mis tiempos-