domingo, 21 de agosto de 2011

Las encrucijadas del laberinto

Pensar no consiste en salir de la caverna, ni reemplazar la incertidumbre de las sombras por los contornos recortados de las cosas mismas, la claridad vacilante de una llama por la luz del verdadero sol. Consiste en entrar en el laberinto (...). Consiste en perderse en galerías que sólo existen en la medida en que cavamos incansablemente, en girar en círculos en el fondo de un callejón sin salida cuyo acceso se ha cerrado detrás de nuestros pasos, hasta que esta rotación abre, inexplicablemente, fisuras transitables en la pared.

Cornelius Castoriadis,
Las encrucijadas del laberinto, 1978

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